El pub ubicado en la linarense calle Cervantes cierra este domingo sus puertas definitivamente después de casi 22 años de actividad
El Long Rock bajará este domingo definitivamente la persiana después de casi de dos décadas de actividad. La crisis económica que sufre Linares, agravada en el último año por la pandemia, se lleva por delante una de las referencias musicales del ocio nocturno linarense.
A pesar de los intentos por mantenerse en pie, esta noche, a las once, sonará por última vez la mítica ‘My way’ de Frank Sinatra. A partir de ese instante, Linares perderá otro símbolo de su época dorada, de aquellas noches de vino y rosas en la que todo parecía ir bien. Casi 22 años después, la calle Cervantes se quedará algo más huérfana.
«Se va parte de mi juventud», dice Genero, uno de tantos linarenses que se ha pasado este fin de semana por el pub para despedirlo como ‘Dios manda’. Víctor, a su lado, está enfadado, porque, para él, no cierra un local, sino el lugar en el que ha vivido «algunos de los momentos más felices de su vida». «Es una pena. No reconozco Linares. Da mucha pena verla así», apunta Javier, que ha salido a la puerta a fumarse un cigarrillo tras llegar de Granada, a donde emigró hace un par de años ante la falta de trabajo.
En Linares seguimos tan atrapados en el tiempo como Bill Murray, pero con el añadido de que el Long Rock solo es uno más. En la cuneta, hay otros muchos comercios y marcas que han bajado los brazos debido a una situación «insostenible», añade María, que ha llegado al pub a media tarde con un grupo de amigas que «echaron los dientes» en la barra.
Hoy, los habrá rebeldes, claro. Clientes que se nieguen a abandonar su silla, su bebida y su música noventera, apurando hasta el último momento. «En Linares ya no hay sitio para la melancolía. Tenemos que mirar al frente y tratar de salir de esta como sea», señala esperanzado Sergio.
Gustavo Prieto, gerente del establecimiento, no ha parado de recibir muestras de cariño y agradecimiento. Esta semana, la Asociación de Hosteleros de Linares, a la que él pertenece, se pasó por el Long Rock para desearle suerte y para entregarle un detalle por su profesionalidad.
Sea como fuere, aún resisten en las trincheras otros muchos bares y locales que esperan como agua de mayo el fin de la pandemia y la ansiada y prometida recuperación económica de la ciudad minera.
Fotos: Javier Esturillo y Long Rock