La tienda de instrumentos musicales de la calle Don Luis vence a las crisis con profesionalidad y un servicio de calidad a sus clientes
Son las seis de la tarde y en la calle hace un calor asfixiante. Juan Mayas Algar (Linares, 1960) está en plena faena con una guitarra a la que trata de tensionar las cuerdas para que suene de lujo. Lleva detrás del mostrador de Musical Linares, en el número 8 de la calle Don Luis, desde 2008, aunque su relación con los instrumentos musicales viene de mucho más atrás.
Comenzó en 1976 como empleado en Real Musical, fundada por los hermanos José Luis y Manuel Vilches dos años antes en la calle Julio Burell. En 2000, Juan Mayas se quedó el negocio junto con el hijo de uno de los anteriores propietarios hasta que este decidió desvincularse de él para dedicarse de pleno a su faceta como profesor del Conservatorio. Corría el año 2006.
Desde entonces, ha mantenido a flote una de las pocas tiendas musicales que quedan en la ciudad y en la provincia. El tesón, la constancia, la profesionalidad y el servicio que presta a sus clientes son la base que permiten a este coqueto establecimiento seguir con la persiana levantada en un momento tan duro para el sector comercial.
En Musical Linares se respira un ambiente acompasado y familiar en un marco idílico de guitarras, pianos, violines, saxofones, flautas, partituras… Todo perfectamente ordenado y pulcro. Sus artículos van dirigidos tanto a músicos aficionados como profesionales. En este punto, no hay edad.
Como cualquier otro comercio, compite no solo con las grandes superficies, sino también con los gigantes de la distribución online. Sin embargo, comprar en Musical Linares tiene algo de emocional y, sobre todo, brinda la posibilidad de tocar con las propias manos el artículo para saber si se ajusta a lo que uno busca.
Hablamos de un local con un fuerte arraigo a la música de Linares, al que acuden estudiantes del Conservatorio Andrés Segovia y de los centros educativos a reparar sus instrumentos o hacerse con unos nuevos. Por este local pasan orquestas, bandas y músicos.
El negocio es, además, academia que oferta cursos de piano, guitarra, flauta, violín, batería, bajo, viola e iniciación musical, entre otros. Lo hace desde un prisma lúdico para que los alumnos se divierten mientras aprenden y desarrollan sus aptitudes musicales.
Por su aulas han pasado un buen puñado de instrumentistas que, hoy en día, se dedican a la música de manera profesional, por lo que es todo un referente. Si la historia contemporánea de Linares tuviera una banda sonora, seguro que habría sido interpretada con instrumentos comprados en esta tienda que, a pesar de los reveses de las crisis económicas, aún no ha tocado su último compás.
Fotos: Désirée Vicente Díaz