Arquillos recrea el apresamiento del general Riego

El municipio conmemora, los días 8 y 9 de octubre, la captura del militar asturiano que se alzó contra la monarquía absoluta de Fernando VII por la libertad

La memoria del mariscal de campo asturiano Rafael de Riego, quien se pronunciara en armas contra el absolutismo de Fernando VII y pagara por ello con su vida, se revivirá en Arquillos los días 8 y 9 de octubre.

Para esta conmemoración, el Ayuntamiento ha preparado un programa especial de actos para recordar todo que le aconteció al general de Tuña en la provincia de Jaén y su captura en septiembre de 1823.

La iniciativa municipal pretende reconocer quien tan paladinamente combatió por sus ideas y dio su vida por ellas. De su recuerdo, solo pervive un himno.

Así, el viernes, a las 19:30 horas, en la Casa de la Cultura habrá una charla sobre la detención de Riego en defensa del Fuero a cargo del historiador y director del Museo de La Carolina, Pedro Ramos Miguel. Al día siguiente, se celebrará, a las doce del mediodía, una recreación del Ejército de Riego en la Plaza Carlos III.

El Grupo de Recreación Histórica de Úbeda hará lo propio a las 13:15 en el mismo lugar con ‘Los Cien mil Hijos de San Luis’. Poco después, en la Plaza del Ayuntamiento se llevará a cabo un desfile de tropas.

El alcalde, Miguel Ángel Manrique, convoca a todos los vecinos y colectivos de la localidad para que participen de manera activa en el proyecto en una cita tan singular.

No en vano, se trata de unas propuestas incluidas en la conmemoración del bicentenario del Trienio Liberal, en el que jugó un papel destacadísimo Rafael de Riego y Flórez, nacido en Tuña (Asturias) en 1784.

Retrato de Rafael de Riego.
Un poco de memoria

Sin entrar en combate, la columna de Riego se deshizo a base de deserciones dejando al militar abandonado frente a todos. El 15 de septiembre de 1823, fue herido y apresado por voluntarios realistas en Arquillos.

El golpe moral fue tremendo para el bando constitucional. En Cádiz aún resistieron los líderes liberales dos semanas más, hasta que, ya sin salida honrosa, entregaron al Rey, que arrastraban en contra de su voluntad desde Sevilla, a las fuerzas absolutistas. A la menor ocasión, Fernando incumplió su promesa de perdonar los errores del pasado con una amnistía sin excepciones.

Rafael de Riego, sin posibilidad de huir a Gibraltar como hicieron muchos liberales, fue uno de los primeros en sufrir la venganza del Rey. Fue condenado a morir en la horca y a que su cuerpo fuera descuartizado, como estaba determinado para el delito de alta traición, en cuatro partes, de modo que la cabeza fuera enviada a la localidad gaditana de Las Cabezas de San Juan.

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