Al rico pescado en El Navegante

Productos frescos y de calidad, proximidad, atención al cliente y profesionalidad distinguen a esta pescadería enclavada en el barrio de La Paz

El equipo de profesionales que integra la red de pescaderías El Navegante destaca por su pasión por el mar y las materias primas que ofrece a todo aquel que entra por su puerta. El resultado es una mezcla entre tradición y modernidad, siempre con un exquisito respeto a las excelentes piezas procedentes de las aguas de nuestras costas, desde Huelva al Puerto de Santa María, pasando por Finisterre.

Pedro Hervás Morales y su hijo Juan Manuel Hervás Quesada forman la sociedad que regenta las pescaderías El Navegante, con tres establecimientos en Linares, en el Paseo de los Marqueses, la Avenida de Andalucía y el Paseo de Linarejos, además otra en Úbeda y tres franquicias en los municipios manchegos de Valdepeñas, Bolaños y Torralba.

Pedro Hervás muestra parte del género que ofrece en su establecimiento del barrio de La Paz.

El Observador ha detenido sus pasos en la tienda del linarense barrio de La Paz. Allí, en un coqueto local, Laura Sánchez prepara la compra de una mujer, mientras en la puerta comienza a formarse una importante cola.

Pedro Hervás, natural de Vilches, vio en esta zona de la ciudad un lugar perfecto para ampliar el negocio y cubrir la demanda de pescado fresco de la barriada. La jugada le salió redonda. Pronto El Navegante -que recoge el testigo de la anterior empresa, Pescaderías Pedro– se hizo con la confianza y fidelidad de los vecinos.

El establecimiento de La Paz abrió sus puertas en 2004, cuando «ninguna crisis» se había dejado ver por Linares y se respiraba «otro ambiente». La firma ha ido poco a poco solventando cada revés con esfuerzo, profesionalidad y dedicación.

La plantilla de El Navegante cuenta, en la actualidad, con siete trabajadores, dos menos desde que comenzó la pandemia, una pesada losa de la que no se libra nadie y que ha hecho trizas los sueños de muchísimos comerciantes.

A Pedro le gusta hablar de la historia del comercio familiar, pero interrumpe su discurso rápidamente si entra alguien por la puerta. Y llega una mujer que quiere un buen pescado para cenar. De inmediato, le aconseja y se pone a refrescar el genero con agua.

Detrás del enorme mostrador de El Navegante están Lorena Sánchez y Azahara Sánchez, dos jóvenes empleadas que atienen a los clientes con enorme simpatía. Son serviciales y conocen perfectamente tanto el producto que manejan como los deseos de los consumidores.

Trabajo y buen humor forman parte de la receta que hace que El Navegante se vea tan bien como siempre. Al menos, son las armas que reconocen ante el espejo Pedro y Juan Manuel, que se levantan al alba para comprar el «mejor pescado» que se captura en las costas españolas y se vende en las lonjas, donde tienen corredores que les informan del precio y del género.

La merluza, la pescadilla, el bacalao, el salmón, el boquerón y la sardina son los pescados que más se consumen, pero en el establecimiento del Paseo de los Marqueses también podemos encontrar una amplia variedad de sushi, congelados y marisco de altísima calidad, que, además, está listo para servir, puesto que El Navegante posee cocedero propio.

La clave de este ascenso es sin duda el buen hacer de sus gestores que, año tras año, han sabido adaptarse a los tiempos y abrirse a nuevos mercados, captando así cada vez más clientes nuevos a la vez que selectos y exclusivos.

Pedro considera que los clientes aprecian «cómo les trata el pescadero de barrio, porque es un oficio que han aprendido. Saben manejar el pescado y ofrecer un trato cercano y de confianza», remarca a este periódico.

La de Pedro y su hijo Juan Manuel, gerente de la empresa, es una de las pescaderías tradicionales que han sobrevivido en Linares al empuje y competencia de hipermercados, supermercados y grandes superficies, con un enorme potencial de compra y distribución.

Sin duda El Navegante es un negocio hecho a sí mismo, que ha sabido sacar partido de las oportunidades que el mercado iba ofreciendo en cada momento, adaptándose a los nuevos tiempos.

Fotos: Javier Esturillo

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